jueves, 4 de marzo de 2010

El fraude en la ciencia

En 1982 los australianos Robin Warren y Barry J. Marshall descubrieron que una bacteria de retorcido nombre, la Helicobacter pylori, presente en más de la mitad de la población mundial, era la causante de la gastritis y de la úlcera gastroduodenal. Marshall, al que no sé si calificarlo como valiente o como inconsciente, llegó a echarse un buen trago de cultivo del microbio para poner a prueba la hipótesis. Desde entonces sufre una molesta gastritis. Pues bien, a pesar de estar cargados de razón, la comunidad científica no aceptó los resultados de sus investigaciones hasta después de diez años, sobre todo porque sus primeras publicaciones no eran de mucha calidad.
Desde luego el mundo de la investigación científica no siempre es un mecanismo bien engrasado, y algunos hallazgos –y sus aplicaciones- tardan demasiado en ver la luz. Pero es todavía peor encontrarnos con científicos que no dudan en hacer trampa en pos del mantenimiento de la financiación, para pasar a la posteridad, o por no querer ver que la hipótesis a la que tantos desvelos han dedicado nunca se va a materializar como correcta.
Un caso muy reciente, y muy cercano a nosotros, es el del yacimiento romano de Iruña-Veleia, en Álava, donde en 2006 aparecieron grabados en fragmentos de cerámica los primeros escritos en euskera y el primer calvario, fechados entre los siglos III y IV. Las inconsistencias, como un incomprensible RIP sobre la cruz de Cristo han llevado a la palestra (y a los tribunales) al equipo del arqueólogo Eliseo Gil, después de que un comité de expertos haya concluido unánimemente que se trata de un fraude. Es posible que el engaño no haya partido del equipo de arqueólogos, pero si es así cayeron en la trampa cuando afirmaron tener “todas las pruebas” de que el hallazgo era auténtico. Sería un caso parecido al ya clásico de Paul Kammerer, a quien una cruel broma de sus ayudantes (inyectaron tinta en las patas a generaciones de sapos parteros) le llevó a concluir que Darwin estaba equivocado, y que la evolución era tal y como la había expuesto Lamarck: que los caracteres adquiridos se transmiten a la siguiente generación.
En la historia de la ciencia se han destapado muchos casos de fraude. Quizá recuerden el caso del coreano Hwang Woo-Suk, que consiguió nada menos que la portada de la prestigiosísima revista Science con su técnica de clonación de seres humanos. Al poco, la revista tuvo que admitir, para su sonrojo, que todos los datos habían sido falsificados. También le colaron un gol a la otra biblia de la ciencia, Nature, cuando en 1988 el homeópata Jacques Benveniste (en la fotografía) publicó su artículo en el que demostraba que el agua tiene “memoria” y es capaz de “recordar” las sustancias que en ella se han disuelto, lo que vendría de perlas para argumentar la magia homeopática. Al menos, los editores insistieron en condicionar la publicación a que investigadores independientes repitieran el experimento. Así se hizo, y jamás se consiguió el sorprendente resultado de Benveniste.
El hombre de Piltdown (a quien llegaron a clasificar como Eoanthropus dawsoni), un ser humano con un cerebro grande y con mandíbula simiesca, hallado en la época en que el “eslabón perdido” era el Santo Grial de la evolución humana; el impresionante hallazgo de la tribu filipina de los tasaday, tan en la edad de piedra que no tenían ni armas para cazar; o el anuncio de la fusión fría, que resolvería de un plumazo y para siempre el problema energético, son algunos de los casos más sonados de fraude científico.
Que los científicos sucumben a la tentación de engañar (o de no poner mucho interés en revisar resultados improbables que sustentan sus ideas) es evidente. Pero si algo bueno hay en la ciencia es que, tarde o temprano, se destapa el fraude. Que alguien repita tus experimentos para comprobar tus afirmaciones forma parte del juego científico. Por eso la ciencia es, casi con total seguridad, la ocupación donde más difícil se hace mentir, y como contraprestación, si estás en lo correcto, se va a saber. Por cierto, Warren y Marshall, los de la gastritis, fueron finalmente recompensados con el Nobel.
(Este desvarío ha sido publicado en Merindad).

9 comentarios:

  1. Los magufos, en cambio, nunca han pillado a ningún fraudulento entre ellos. Casualmente hace unos días hablé de los errores en la ciencia:

    http://todoloqueseaverdad.blogspot.com/2010/02/y-de-los-pocos-errores.html

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    1. ¿De qué habla usted? Su diálogo no es representativo de nada, repito, de nada. Usted habla de un tal antonio Ruiz Palacin y aquí estamos hablando de otra cosa: De la homeopatía y Jacques Benveniste. Primero que nada, la palabra magufo es un simple peyorativo sin valor de nada, su truco es tan viejo que el efecto se va perdiendo.
      En cambio los fraudulentos sí que anda en su casa, como James Randi el charlatán: http://explicandoalexplicador.blogspot.mx/2012/04/la-religion-de-la-ciencia-homeopatia-vi.html


      y que va, usted ni es honesto, plagias las imagenes y las pones sin citar en tu bitácora:

      http://todoloqueseaverdad.blogspot.mx/2013/03/en-torno-las-propuestas-sobre-ciencia.html

      La fuente de la imagen es propiedad del Fondo de Cultura Económica: http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/menu.htm

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  2. Los médicos de la 2a Guerra Mundial decían que los cigarrillos eran buenos para la salud.
    Algunos médicos norteamericanos recurrían con mucha facilidad a la lobotomía.
    Algunos documentales de NatGeo o Discovery Channel reconstruyen animales con plumas y colores, además de sus comportamientos en la época de celo y varias cosas más...a partir del fragmento de una vértebra.
    Y aún no aprendemos que la ciencia no es exacta, sino que varía según la época.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Que osadía tiene el autor y que mentiroso es. Fíjense que dice:

    "También le colaron un gol a la otra biblia de la ciencia, Nature, cuando en 1988 el homeópata Jacques Benveniste (en la fotografía) publicó su artículo en el que demostraba que el agua tiene “memoria” y es capaz de “recordar” las sustancias que en ella se han disuelto, lo que vendría de perlas para argumentar la magia homeopática. Al menos, los editores insistieron en condicionar la publicación a que investigadores independientes repitieran el experimento. Así se hizo, y jamás se consiguió el sorprendente resultado de Benveniste."

    El Biólogo Chordá debería saber que Jacques Benveniste no era ningún homeópata sino un investigador del INSERM U200 y U292. Y el autor debería saber que ese artículo en Nature fue replicado varias veces en un estudio multicéntrico por varios laboratorios (2 en Cánada, 1 Israel, 1 Francía). El caso del Informe Randi-Maddox es una verdadera porquería por que solo hicieron 4 experimentos en 3 días con la premisa de descubrir un fraude, es lo que Randi dice cuando afirma que ellos iban a probar su caso, todo a priori especulando que se trataba del mismo aunque nunca lo pudieron probar. Lo mas gracioso del asunto es que el informe de Maddox estaba plagado de errores y de una seria carga de presión psicológica, como el hecho de que los 3 caballeros acientíficos querían medir la liberación de histamina, mientras que Benveniste mide la acromasia de los básofilos. Mas intolerable ahora es que los caballeros acientífios nunca se les ocurrió acudir a los otros laboratorios con la excusa de no haberlos contactado. Todo fue una campaña de difamación contra Benveniste, ¡Y cuanta razón tenía de que se trataba de una persecución Mcarthista y una cacería de brujas!. Todo lo que buscaba John Maddox era nada mas y nada menos pubicidad.
    Después de mas de 20 años el comportamiento y la actitud del editor de Nature en aquellos tiempos es que la ciencia no es "objetiva" ni "neutral" como los propagandistas seudoescépticos suelen anunciarlas.
    Errores tan básicos que no tienen desperdicio para ver como los negacionistas de la homeopatia como Chordá mienten, calumnian, desinforman, se burlan, agreden psicológica y verbalmente.

    Chordás y Círculos Escépticos tendrán lo que se merecen cuando los lectores sepan que su "objetividad" es una ilusión muchas veces peor que las de los magufos.

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  5. Pues nada, que si usted lo dice, verdad verdadera. Lo de "tendrán lo que se merecen" no será una amenaza, valiente anónimo...

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    1. Pues nada, ahora ya sabe usted que Maddox buscaba publicidad y esto está bien documentado.
      No, no es una amenaza escudero del Círculo Escéptico. Es que simplemente estamos hartos de la desinformación que permea tanto de los "homeópatas" que dicen ·que el muro de Berlín es un remedio homeopático o que dicen "curar" el cáncer. Como de los otros charlatanes que publican libros o blogs diciendo que el caso Benveniste fue un fraude. Ni a cual irle.
      Los primeros bien enfrascados en el dogma creyendo en la fuerza vital, aunque por lo menos te respetan. Los segundos unos gañanes que suelen decir que "la ciencia no ha demostrado que la homeopatía funcione" como si la ciencia fueran ellos o fuera de ellos y para colmo abanderados de la racionalidad y un falso pensamiento crítico, pero son miles las experiencias que con estos tipo no es posible razonar aún cuando exigen un debate racional.

      Lo interesante es hacer una crítica a su libro Ciencia para Nicolás, sobre el caso de la homeopatía.

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  6. Sr. Chordá usted en su libro dice ostentar el título de Doctor en Ciencias. Por lo tanto creo que debe tener el suficiente nivel de estudios para poder argumentar bien y en forma, esto quiere decir que también debería tener un buen nivel de inglés técnico y ser un profesional. Pero NO, usted en lugar de eso parece que desperdicio su vida para acabar dando clases, y escribir mentiras, mentiras y mas mentiras. Ya que he comprado su libro, espero cuando menos que demuestre, no que opine, demuestre que el caso Benveniste fue un fraude.
    Creo que las escuelas del ESO deben estar alertados tanto de libros claramente pseudocientíficos de astrología o fantasmas, como de libros que solo pretenden el adoctrinamiento y la ilusión de un extremismo escéptico que no tiene cabida en la ciencia, me refiero a las propuestas de Paul Kurtz, James Randi, Richard Dawkins y Mario Bunge. Creo que aplicar su propia medicina ridiculizando a sus héroes no es la mejor herramienta, pero si creo que informar a los académicos de quienes son ustedes y dar datos certeros, exactos e informes completos puede ayudar a arrojar claridad sobre su ideología religiosa que funciona bajo una mascara, pero en el fondo sólo es una farsa.
    El mejor ejemplo de todos son los fraudes del Sr. James Randi, los científicos deben saber que ese sujeto no es quién presume, sino un charlatán al servicio del estado norteaméricano y de los intereses de ciertas empresas bajo la fachada de organizaciones filantrópicas "independientes" como el Quackwatch, el NCAFH, el Center for Inquiry y los millones de dólares que ese señor obtiene de sus multinacionales alrededor del mundo: GWUP en Alemania, CFi en Norteamérica, Círculo Escéptico en España, entre otras organizaciones que menciona el ESCO. Sabemos que Randi va por la pasta y no por el interés de los conocimientos. Es un caradura como usted.

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  7. Entonces el Dr. Chordá también entrará en la cuenta de charlatán seudoescéptico para que demuestre que Benveniste cometió fraude. Otros ya lo han intentado con resultados desoladores, quizá usted lo haga mejor.
    Y favor de corregir el artículo: 1) Los investigadores no eran "independientes", tanto Maddox, Steward y Randi eran miembros del CSICOP, organización bastante conocida por llevar una actitud prejuiciada, fabricar seudoreplicaciones, o acusar a los demás de "mala metodología" aunque sus "investigaciones" tengan la notable característica de no seguir las normas que tanto defienden, o tener metodologías de risa (marca registrada de Luis Alfonso G). 2) En realidad el informe Maddox no pudo replicar tres de siete experimentos, negando de facto el cuarto incluso bajo el mismo procedimiento no probad y modificado.

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