miércoles, 21 de diciembre de 2011

Charlando sobre ciencia y racionalismo en la Universidad de Vic

El martes pasado, día 20 de diciembre y día mundial de escepticismo, tuve la oportunidad de participar en el programa de las Tertúlies de Literatura Científica de la Universitat de Vic, un interesantísimo proyecto docente que tiene como objetivo acercar la divulgación científica a estudiantes de diversos niveles. Para ello, los estudiantes leen un libro (o una serie de artículos) de divulgación para, tras trabajarlo en clase, asistir a una conferencia por parte del autor.


Uno de los libros seleccionados para el programa de este curso fue mi querido Ciencia para Nicolás y sobre él charlé un rato con alumnos y profesores de dos institutos barceloneses. Comencé con un suicidio homeopático (y analizamos al final de la charla el nulo efecto de cuarenta pastillas de Sedatif PC); el resto del tiempo, además de mostrar algunas curiosidades relacionadas con la ciencia, traté de transmitir la necesidad de apreciar la ciencia en lo que vale y, a la vez, prevenir contra la irracionalidad propia de las pseudociencias. Después, en el rato de debate, quedó clara la necesidad de que desde bien pronto se enseñe en las escuelas -y no sólo desde las asignaturas científicas- a pensar racionalmente, a adquirir una forma crítica de pensar, a practicar el escepticismo científico como una herramienta que nos va a permitir transitar por la vida con una cierta protección frente a fanatismos, supersticiones y engaños pseudocientíficos, algunos socialmente tan aceptados como la homeopatía. Cuanto antes, porque cuando llegamos a cierta edad nos cuesta mucho. Y a los hechos me remito: no deja de sorprenderme el ímpetu con que muchos adultos defienden su creencia en alguna (en general el que cree en una cree en muchas) pseudociencia con el único argumento del lo que tú digas, pero a mí me funciona.
Terminando el debate quedó claro que hay muchas pseudociencias muy populares, lo que constituye una plaga cultural de difícil erradicación.
Como anécdota, cuando llegaba a Vic en el cercanías que había tomado en Barcelona, justo frente a mí estaba sentado un hombre de unos cuarenta años con un aspecto muy intelectual totalmente enfrascado en la lectura de un libro. De vez en cuando lo subrayaba y apuntaba algo al margen. En ese momento no me hubiera extrañado que estuviera leyendo, qué se yo, algún sesudo texto filosófico o un ensayo sobre música barroca o, incluso, iluso de mí, algo de divulgación científica. Me di cuenta de que queda mucho trabajo por hacer cuando cerró el libró y pude ver la portada. Google me ha permitido encontrarlo:



6 comentarios:

  1. Cuanto negocio (sin ningún tapujo) de mierda anda pululando en el mundo. Sin escribes sobre la esfera terrestre nadie compra tu libro. Pero escribe sobre pruebas de que la Tierra es cúbica y todo ha sido una conspiración para engalñarnos: éxito en ventas a nivel mundial... (Sobre todo en latinoamérica)

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  2. Ja,ja, todo puede relacionarse a eso que uno tenga la suficiente imaginación y voluntad para hacerlo. Todas las distancias de cualquier punto de la circunferencia al centro tienen la misma medida.
    Está claro que se pueden establecer este tipo de relaciones, yo misma estoy en ello, pero sin espíritu de negocio sino como divertimento, al fin y al cabo conozco perfectamente todo lo relacionado con el esoterismo o al menos sé como encontrar la información que me falte. Bs.

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  3. Hola, viendo el comentario que haces sobre el libro que leía un pasajero del tren sobre Chamanismo cuántico he concebido la siguiente idea: escribir un libro sobre alguna peudociencia e intentar colárselo a alguna editorial con la intención de destapar el tema después de publicado. El título debería se algo como Videncia cuántica o neutrinos homeopáticos . A primera vista puede parecer una tarea extremadamente costosa para el fin que persigue, pero si tenemos en cuenta que este tipo de libros se escriben con lo que a ti y a mi nos sirve para sentarnos, podría no ser tan costoso.
    Además uno de los capítulos lo puede escribir mi abuelita que se cura el reuma poniendo debajo de la cama ajos tiernos las noches de luna llena.
    Éxito seguro.
    saludos

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  4. Es una gran idea, y de hecho se hizo algo así hace unos años. Echa un vistazo:
    http://es.wikipedia.org/wiki/Imposturas_intelectuales
    Nos vemos, Manu ;-)

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  5. upss, parece que no se me ocurrió a mí.
    Por cierto muy interesante la referencia sobre el escándalo Sokal.

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  6. Hola Carlos, te escribo del equipo editorial de Weblogs SL para hacerte una propuesta de colaboración en nuestra publicación Xataka Ciencia.

    Si me puedes pasar un email te cuento por allí todos los detalles. Puedes escribirme a: sergio.gonzalez@weblogssl.com

    Un saludo!

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