No sé si se había dado cuenta, pero muchas palabras tienen alma. La mayoría, no. “Corcho”, por ejemplo, es una palabra inanimada. Sólo es eso, corcho; no trasciende más allá de lo que quiere decir. Lo mismo pasa con “pescado”, independientemente de si se lo come con más o menos aprecio. Sin embargo “radiación” tiene alma, un alma en grave pecado: uno lo oye y se imagina adquiriendo terroríficas mutaciones (sobre todo si no sabe que toda la vida en la Tierra, incluido usted que me lee, vive de la radiación). Claro que a diferencia de nosotros, las palabras no pecan. Somos nosotros quienes cargamos su aura con un hedor fétido, como a la pérfida “radiación”, o con alegres cascabeles, como al término “natural”.
Porque uno oye el adjetivo “natural” y respira mejor. Si es natural, es bueno. Lo compruebo en Google: Revista Natural, Asturias Natural, hipermercado natural, la cosmética más natural, restaurante vegetariano natural, medicina natural… ¡Gas Natural! Lo natural no puede ser malo (creo que pone esto mismo, o algo parecido, en un estante de productos “naturales” en la farmacia). Y por contraposición, lo artificial es, como mínimo, sospechoso.
Ahora bien, ¿qué es natural? ¿Una revista? ¿Una comunidad autónoma? ¿Un híper? ¿Cosmética? ¿Evitar una fuente de proteínas como la carne y el pescado? ¿La medicina, que no es sino tecnología? (Me voy por la tangente: ¿la “medicina natural” es medicina?) Leche natural: ¿es natural que un mamífero adulto beba la leche de otra especie? ¿Es natural hervirla? Agricultura natural: ¿es natural una tecnología que nos permite cosechar plantas modificadas genéticamente durante milenios? Sí: genéticamente, aunque haya sido de forma inconsciente. Maíz, pongamos por caso. ¿Es natural una planta tan modificada que sin la intervención humana se extinguiría, ya que las semillas no se sueltan de la mazorca? ¿Es natural una planta que sólo ha podido ser relacionada con su versión salvaje, el teosinte, mediante análisis genéticos? ¿Es natural cultivarla en la Zona Media de Navarra si su origen está en otro continente? En fin, ¿es natural leer, escribir, tocar música, bailar, encomendarse a una divinidad, pintar, estudiar, beber agua de un manantial situado a mil kilómetros, ver una película? ¿Qué hay de natural en el aceite de oliva, las infusiones, los plátanos, el pan integral, el vino ecológico, los pimientos del piquillo, los pollos de caserío o las energías renovables? ¿Por qué barnizar de natural artificios inútiles como la ecobola de hacer la colada, la acupuntura o las pulseras magnéticas? Porque natural, para la mayoría, es sinónimo de bueno.
Pues bien, hay cosas que sí son naturales.
Como los parásitos. Nada bueno, créame. Durante la carrera cursé una asignatura, parasitología, centrada en el estudio de los parásitos humanos. Las sesiones de diapositivas eran aterradoras. Las toxinas también son naturales. Como lo natural es luchar por comer y no ser comido, muchísimos seres vivos fabrican estas sustancias con uno u otro propósito. Por eso es natural que cuando alguien se come la seta equivocada las pase canutas, o que si se acerca demasiado a una víbora, termine con una pierna doble que la otra. Las enfermedades terminan de una forma muy natural con millones de personas al año; laborioso sería hacer un listado con las decenas de miles que nos afectan.
Si le apasiona lo natural le comento: natural de verdad es como se vivía en el Paleolítico Inferior, mucho antes de la aparición de cosas tan artificiales como la agricultura, la ganadería o la escritura. Le propongo vivir de forma natural, y le advierto que me voy a pasar. Coma cuando pueda y sin remilgos, todo crudo: insectos, carroña, frutos, caracoles, quizá carne humana. No se aleje demasiado de su grupo; si se pierde, es muy difícil que sobreviva. De cualquier manera, no baje nunca la guardia ante la presencia de posibles depredadores. Mucho cuidado con quebrarse un hueso. Si es mujer, quédese embarazada apenas tras su primera regla, y trate de sobrevivir a un parto que termina en muchos casos con la muerte del bebé. Con suerte vivirá unos treinta y cinco o cuarenta años, casi siempre con parásitos intestinales y cutáneos, y los últimos de ellos con la dentadura en malas condiciones. Cuando llegue su hora puede que le entierren y evite ser almuerzo de buitres, aunque tendremos que hacer la vista gorda ante algo tan artificial como la inhumación. O mejor asumimos que lo natural es que el ser humano modifique e innove, algo a lo que paradójicamente llamamos “artificial”.
(Este desvarío ha sido publicado en Merindad y en El escéptico digital)
Porque uno oye el adjetivo “natural” y respira mejor. Si es natural, es bueno. Lo compruebo en Google: Revista Natural, Asturias Natural, hipermercado natural, la cosmética más natural, restaurante vegetariano natural, medicina natural… ¡Gas Natural! Lo natural no puede ser malo (creo que pone esto mismo, o algo parecido, en un estante de productos “naturales” en la farmacia). Y por contraposición, lo artificial es, como mínimo, sospechoso.
Ahora bien, ¿qué es natural? ¿Una revista? ¿Una comunidad autónoma? ¿Un híper? ¿Cosmética? ¿Evitar una fuente de proteínas como la carne y el pescado? ¿La medicina, que no es sino tecnología? (Me voy por la tangente: ¿la “medicina natural” es medicina?) Leche natural: ¿es natural que un mamífero adulto beba la leche de otra especie? ¿Es natural hervirla? Agricultura natural: ¿es natural una tecnología que nos permite cosechar plantas modificadas genéticamente durante milenios? Sí: genéticamente, aunque haya sido de forma inconsciente. Maíz, pongamos por caso. ¿Es natural una planta tan modificada que sin la intervención humana se extinguiría, ya que las semillas no se sueltan de la mazorca? ¿Es natural una planta que sólo ha podido ser relacionada con su versión salvaje, el teosinte, mediante análisis genéticos? ¿Es natural cultivarla en la Zona Media de Navarra si su origen está en otro continente? En fin, ¿es natural leer, escribir, tocar música, bailar, encomendarse a una divinidad, pintar, estudiar, beber agua de un manantial situado a mil kilómetros, ver una película? ¿Qué hay de natural en el aceite de oliva, las infusiones, los plátanos, el pan integral, el vino ecológico, los pimientos del piquillo, los pollos de caserío o las energías renovables? ¿Por qué barnizar de natural artificios inútiles como la ecobola de hacer la colada, la acupuntura o las pulseras magnéticas? Porque natural, para la mayoría, es sinónimo de bueno.
Pues bien, hay cosas que sí son naturales.
Como los parásitos. Nada bueno, créame. Durante la carrera cursé una asignatura, parasitología, centrada en el estudio de los parásitos humanos. Las sesiones de diapositivas eran aterradoras. Las toxinas también son naturales. Como lo natural es luchar por comer y no ser comido, muchísimos seres vivos fabrican estas sustancias con uno u otro propósito. Por eso es natural que cuando alguien se come la seta equivocada las pase canutas, o que si se acerca demasiado a una víbora, termine con una pierna doble que la otra. Las enfermedades terminan de una forma muy natural con millones de personas al año; laborioso sería hacer un listado con las decenas de miles que nos afectan.
Si le apasiona lo natural le comento: natural de verdad es como se vivía en el Paleolítico Inferior, mucho antes de la aparición de cosas tan artificiales como la agricultura, la ganadería o la escritura. Le propongo vivir de forma natural, y le advierto que me voy a pasar. Coma cuando pueda y sin remilgos, todo crudo: insectos, carroña, frutos, caracoles, quizá carne humana. No se aleje demasiado de su grupo; si se pierde, es muy difícil que sobreviva. De cualquier manera, no baje nunca la guardia ante la presencia de posibles depredadores. Mucho cuidado con quebrarse un hueso. Si es mujer, quédese embarazada apenas tras su primera regla, y trate de sobrevivir a un parto que termina en muchos casos con la muerte del bebé. Con suerte vivirá unos treinta y cinco o cuarenta años, casi siempre con parásitos intestinales y cutáneos, y los últimos de ellos con la dentadura en malas condiciones. Cuando llegue su hora puede que le entierren y evite ser almuerzo de buitres, aunque tendremos que hacer la vista gorda ante algo tan artificial como la inhumación. O mejor asumimos que lo natural es que el ser humano modifique e innove, algo a lo que paradójicamente llamamos “artificial”.
(Este desvarío ha sido publicado en Merindad y en El escéptico digital)
Es que el ser humano es artificial por naturaleza.
ResponderEliminarEste post me recuerda a las luchas que tengo con ciertos amigos sobre la medicina "natural"... Por poner un ejemplo: Son incapaces de comprender que el ácido acetilsalicílico de la Aspirina es exactamente lo mismo que el ácido acetilsalicílico existente en la corteza del sauce blanco... Nada, que no hay forma que lo entiendan, se empeñan en repetir que la Aspirina es un producto artificial creado en laboratorios (como si eso fuera algo maldito).
ResponderEliminarUn saludo.
¡Bien dicho! Estoy un poquito harta de tanta tontería al respecto. Últimamente lo más divertido son las Bayas de goji. Bueno, y la Pauerbalans, claro.
ResponderEliminarHace añitos ya, permítaseme el autobombo, escribí una entrada sobre el mismo tema, y es que plus ça change y todo eso... Se puede encontrar, para los interesados, en La Biblioteca de Babel.
Cojonudo el post...yo estoy harto de discutir sobre lo mismo...
ResponderEliminarMuchas de las personas que consumen leche de soja, infusiones, aceite de oliva (u otros), etc, desconocen todos los procesos "naturales" gracias a los cuales se han llegado a conseguir esos productos que tan facilmente se adquieren en nuestros supermercados.
ResponderEliminarLeyendo esto me vino a la mente el caso de Theodore Kaczynski -Unabomber-, que en su manifiesto plantea el dejar de vivir apegados a la tecnología, a lo "artificial", y volver a lo "natural".
ResponderEliminarEsta clase de cosas de que lo "natural" es lo mejor ya nos lo han machacado y nos lo han hecho tragar forzadamente a modo de papilla informativa todos los medios de comunicación.
El post hace pensar, como ya comentaba Ismael, que ni siquiera el ser humano es natural.
Saludos.
Cuando nuestro "modelo del mundo" queda limitado para entender lo que está pasando, escapamos para buscar "paraisos en tiempos perdidos". Así la "vuelta a lo natural", se invoca como solución de causa-efecto a muchos de los conflictos de hoy.
ResponderEliminarPedazo de artículo, sí señor. Estoy plenamente de acuerdo.
ResponderEliminarSiempre había pensado que entre las cosas naturales hay toxinas fabricadas por las serpientes venenosas, o las que fabrican las bacterias. En mi región también hay un pez que se oculta entre las algas muertas que, a veces, hay en las playas, un pinchazo con unas espinas que posee puede ser mortal.
ResponderEliminarLas toxinas de algunas bacterias son capaces de destruir todas aquellas estructuras vitales con las que entran en contacto, sin limitarse a una molécula vital por molécula de toxina, sino que pueden seguir destruyendo estas estructuras vitales durante bastante tiempo, hasta que queden inactivadas por algún proceso que interfiere en su actuación. ¿Puede haber algo más venenoso?
De hecho, Ángel, el compuesto del sauce es ácido salicílico, y lo que lleva la aspirina es acetil-salicílico: con un grupo acetil colocado industrialmente. ¡No, no se me echen encima aún los defensores de lo natural! Ese grupo acetil está ahí colocado para que el compuesto siente mejor al estómago, ya que en la antiguedad, la infusión de sauce calmaba la fiebre y los dolores de cabeza pero te descomponía por dentro. Es decir: el compuesto "artificial" tiene un efecto secundario menos que el "natural", y así con muchas cosas.
ResponderEliminarhttp://www.xatakaciencia.com/salud/la-planta-medicinal-china-que-produce-mas-cancer-que-el-tabaco-o-la-radiacion-solar
Lo natural tiene más efectos secundarios que lo artificial. Es un hecho. Ale, amigos de lo natural. Ya pueden empezar a echárseme encima y a decir que es todo lo contrario (sin pruebas, por supuesto, simplemente por ser vox pópuli).
La ciencia y la tecnología al servicio de mejorar la calidad de vida del ser humano. ¡Qué horrible mundo industrializado el nuestro!
Gran blog, por cierto. ¡Mi enhorabuena! (llegué aquí desde el artículo http://lacienciaesbella.blogspot.com.es/2013/12/que-se-esconde-tras-los-ataques-la.html el tema de moda, que como a mucha gente me tiene escandalizado).
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