La idea es muy sencilla: se trata de colgar un iPhone de un puñado de globos de helio con la cámara de vídeo encendida y dejar que ascienda a través de la atmósfera. Cuando la diferencia de presiones haga estallar los globos, se abre un pequeño paracaídas que deposita la "sonda espacial" en tierra. Gracias al GPS integrado se recupera el iPhone y se descarga el vídeo. Helo aquí:
La hazaña la llevaron a cabo un niño y su padre tras ocho meses de preparación. El ingenio alcanzó, tras una ascensión de 70 minutos, los 100.000 pies (30.500 metros). La epopeya terminó al aterrizar en un árbol a solo 30 millas (48 kilómetros) de la base de lanzamiento.
Podéis ver muchos más datos de este y otros proyectos en Brooklyn Space Program.
Excelente!!!!
ResponderEliminarY yo que me consideraba casi un ingeniero por tener un avioncito de 60 cm con motor a goma.
Pues sí pero con la pasta que vale el Iphone yo no lo repetiría dos veces.
ResponderEliminar;-)