Vale, el título es un poco exagerado. Pero mola, ¿eh?
Empecemos hablando de las vacas, uno de los animales estrella en la ganadería mundial: tenemos más de 1300 millones de ellas en el planeta, y cada vaca produce 100 kilogramos de metano al año, uno de los gases de efecto invernadero más potentes; son, de hecho, la principal fuente de metano atmosférico en la actualidad. La ganadería bovina, por tanto, contribuye significativamente al cambio climático.
Los canguros fermentan el forraje del que se alimentan en un amplio estómago similar al de los rumiantes pero con una flora intestinal diferente a la de estos. No es que no produzcan metano, como se creía hasta no hace mucho, pero por unidad de comida producen un 80% menos que el ganado bovino. En sus tripas viven las bacterias Blautia coccoides y diferentes especies de Prevotella, Oscillibacter y Streptococcus, que con su metabolismo producen mayoritariamente acetatos en lugar de metano, según un estudio reciente. En fin, que cambiar los chuletones de buey por los de canguro puede sonar sacrílego, sobre todo por la zona desde donde pongo este desvarío, pero podría ser bueno para el planeta.
De regalo, la reacción de un tipo que experimenta en sus carnes el pedo de un canguro:
(Vía)
Y bien buenos que están. Eso si, poco hechos o son suela de zapato.
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