Quien ha encontrado la solución es la empresa cervecera SaltWater Brewery, en la que han desarrollado unos aros fabricados con material no solo biodegradable, sino además comestible:
Una gran parte de estas trampas mortales terminan en el mar, pero también en el medio terrestre pueden acabar los animales atrapados en ellas. (A lo mejor habéis oído alguna vez que hay que cortar los aros en cuestión, pero no creo que lo haga mucha gente...). El material con el que se fabrican los nuevos aros es algo más caro que el de toda la vida, pero ¡qué puñetas! también la cerveza y los refrescos son más caros que el agua*, que quita muy bien la sed.
Ahí va un vídeo (en inglés) con más información:
Vía boredpanda.
*Agua del grifo, mucho mejor que ese pijerío del agua embotellada.
Ya era hora. Creo que mi mujer y yo (que por cierto, no consumimos refrescos ni cervezas, luego no producimos aros) somos los únicos de nuestro entorno que cortamos los aros (de otros, claro), y eso que lo hemos explicado montones de veces.
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