La hemoglobina es la proteína encargada de transportar el oxígeno desde los pulmones a todos los tejidos. Su lugar es la membrana de los eritrocitos o glóbulos rojos, y es ella precisamente la que les proporciona tan vivo color. Cuando una hemoglobina transporta una molécula de oxígeno, O2, en su viaje desde los alveolos a los tejidos, está en su forma conocida como oxihemoglobina, de un rojo intenso, el típico de la sangre arterial. Al desprenderse de ella, en su retorno venoso desde los tejidos a los pulmones, se transforma en deoxihemoglobina. Este gif animado nos muestra los cambios que experimenta en el proceso:
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La hemoglobina es una metaloproteína, lo que significa que en su estructura hay un ion metálico, en este caso el hierro II, precisamente el lugar al que se une el oxígeno. La hemoglobina está formada por cuatro cadenas polipeptídicas, y en cada una de ellas hay un grupo hemo con un ion de hierro. De esta manera cada hemoglobina puede transportar cuatro moléculas de oxígeno.
La unión y liberación de oxígeno a la hemoglobina depende de la presión parcial de este gas; alta en los pulmones, donde entra el aire atmosférico, baja en los tejidos donde la respiración celular lo consume incansablemente en las mitocondrias. En la sangre arterial aproximadamente el 98% de los grupos hemo de la hemoglobina llevan un oxígeno unido, mientras que en la venosa, tras la cesión a las células, todavía un tercio de ellas lo transporta, todavía son oxihemoglobina. A pesar de ese rendimiento relativamente malo, es más que suficiente para cubrir las necesidades del organismo.
En fin, la hemoglobina, un nanorrobot que lleva a las células el oxígeno necesario para que nuestras centrales energéticas, las mitocondrias, liberen la energía que nos mantiene vivos. Nanotecnología natural.