lunes, 29 de julio de 2019

Cinco razones por las que no deberías dar de comer a los gatos callejeros

Me pareció ver un lindo gatito

Uno. Los gatos callejeros son un peligro para la salud pública

Hay que tener presente que, a diferencia de los domésticos, no están vacunados ni desparasitados, y su hábitat son nuestros pueblos y ciudades.

La toxoplasmosis es quizá la enfermedad que más habitualmente transmiten los gatos, y resulta fatal en personas inmunodeprimidas y en fetos humanos (que la adquieren durante la gestación). El parásito, Toxoplasma gondii, completa su ciclo vital en los gatos y aparece en las heces, transmitidas por las moscas a, por ejemplo, la comida humana.

No es esta la única zoonosis (enfermedad que se transmite de otra especie animal a humanos) asociada a estos felinos asilvestrados; recientemente se ha descrito el caso de una mujer japonesa que podría ser la primera persona infectada y muerta por fiebre severa con síndrome trombocitopénico tras adquirir el virus por la mordedura de un gato callejero. Otras son la rabia, la toxocariasis, la tiña y la bartonelosis, además de que podemos ser infectados por ectoparásitos como pulgas.

Dos. Los gatos callejeros ensucian el entorno

Dispersan basuras, ensucian con sus excrementos y hacen ruidos con sus peleas diurnas y nocturnas, especialmente en las épocas de celo. Hay quien ofrece comida a los gatos en trozos de papel aluminio o en envases de usar y tirar como los de poliestireno, y por supuesto no vuelven para recoger el envoltorio: más basura. Los restos de comida terminan siendo un foco de infecciones o, y no sé qué es peor, alimento para las ratas. (Por cierto, quienes dan de comer a los gatos ¿darían de comer voluntariamente a las ratas, que es lo que hacen de manera inconsciente? Más aún, ¿no tienen las ratas el mismo derecho que los gatos a recibir viandas de los humanos?)

Tres. Los gatos callejeros no son un control de las poblaciones de ratas

Hablando de ratas, mucha gente cree que los gatos callejeros son fenomenales cazando ratas, y que gracias a ellos hay en nuestras ciudades menos de las que deberían. Posiblemente habría menos ratas si no hubiera gatos callejeros, y a la anterior razón me remito. Según un artículo publicado en Frontiers in Ecology and Evolution, es cierto que las ratas evitan activamente a los gatos, pero estos las capturan de manera muy excepcional. Lo cierto es que, en el caso de un enfrentamiento directo entre gato y rata, el resultado no siempre es el que muchos piensan. A este vídeo viral me remito:



Cuatro. Los gatos asilvestrados han causado la extinción de aves, pequeños mamíferos y reptiles

En primavera y verano, los gatos de nuestras ciudades se ponen las botas con presas mucho más tiernas y fáciles de atrapar que lar ratas: los ejemplares jóvenes de las aves de ciudad, esos (gorriones, pinzones, jilgueros, petirrojos...) que todavía no dominan a la perfección el arte del vuelo. También se zampan a los pollos que todavía no tienen plumón y que caen accidentalmente del nido, pero estos ya no tenían muchas opciones, justo es decirlo. En realidad, todo el año depredan sobre los pájaros, pero para capturar adultos sanos se lo tienen que currar bastante más. Y no, darles de comer no evita que abandonen sus instintivos hábitos de caza, como bien saben los propietarios de un gato doméstico.

La depredación de los gatos (también de los domésticos, aunque estos a menor escala) sobre las aves es impresionante: se calcula que los gatos matan más de un millón de pájaros al día en Australia, poniendo a muchas especies en grave peligro de extinción.
Y, saliendo de nuestras ciudades, pero manteniendo como protagonistas a los gatos asilvestrados, estos han causado la extinción del 14% de los vertebrados insulares. Los gatos son una de las especies más peligrosas cuando llegan a islas donde nunca antes habían estado.


Cinco. Los programas de captura, esterilización y retorno a su entorno no son la solución

En este enlace podéis ver la propuesta que hace el Ayuntamiento de Barcelona para controlar las poblaciones de gatos callejeros en la ciudad. Estos programas consisten en "la captura, la esterilización y el retorno (CER) sobre las colonias de gatos naturales, que son grupos de gatos ya existentes que conviven en un espacio. Una vez capturados, se les somete a una revisión veterinaria para descartar que sufran alguna enfermedad contagiosa, se les esteriliza, se les hace una pequeña marca en la oreja para identificarlos y se les devuelve al espacio donde fueron capturados". De esa manera el Ayuntamiento genera lo que llama colonias controladas: "Una colonia controlada de gatos urbanos es un grupo de gatos esterilizados que conviven en un espacio público y que son alimentados con pienso seco. Son gestionadas por el Ayuntamiento de Barcelona con la colaboración de las entidades protectoras de animales de la ciudad".

A mí no me convence, qué queréis que os diga. Primero, porque dudo mucho que capturen a todos los gatos, machos y hembras, de una ciudad donde se calcula que hay varios miles de ellos sin dueño. Un pequeño porcentaje de gatos sin esterilizar hace que el problema vuelva a empezar; en poco tiempo la mayor parte de la población es fértil, dado lo prolífica que es la especie (el Consejo de Veterinarios de Cataluña estima que hay unos 9000 gatos en las calles de Barcelona y que la descendencia indirecta de una gata es de más de 1700 ejemplares en tres años).

En definitiva, con programas como este, que destilan buenrollismo, se puede contentar a los amantes de los gatos sin dueño, pero difícilmente solucionarán el problema. La gente seguirá ofreciéndoles porquerías como los restos de limpiar el pescado en un envase vacío de helado (yo lo he visto) por mucho que un ayuntamiento destine recursos a darles pienso seco. Por otro lado, los que escapen de la captura van a ser los que repueblen la ciudad con individuos sin vacunar, ni esterilizar, que no cazan ratas, que se comen los pajarillos, que atraen el cariño nutricio de gentes de buena fe...

Salud y pensamiento crítico.