miércoles, 10 de junio de 2020

Información o conocimiento y el ejemplo del 5G (soy pesimista)

Foto tomada en Tafalla por mi amigo @Fvazqueztaboada
Hace un tiempo escribí por aquí sobre la libertad y el conocimiento, y sería aconsejable que lo leyerais para entender mejor lo que voy a poner a continuación, pues voy a abundar en el tema.

Esto va a ir sobre el 5G, y sobre posturas en torno a ello, pero podría utilizar otros ejemplos de cuestiones científicas en la que hay un debate enfrentado. Lo curioso es que este debate es real en la sociedad, pero en general no lo es tanto en el mundo científico. Los científicos y otros expertos en el tema, en su inmensa mayoría, se alinean en uno de los dos bandos. Veamos.

En los últimos tiempos ha aparecido una oposición significativa a la instalación del 5G. Incluso he mantenido alguna discrepancia en las redes con gente que apoya esta postura. Sus argumentos son que sí, que en Internet hay información a favor y en contra del 5G, pero que si hay expertos que se oponen ("expertos" como lobbies ecologistas), lo mejor es ser precavidos y oponerse al despliegue de esta tecnología de la comunicación.

Lo curioso es que, casi invariablemente, cuando preguntas a quien rechaza el 5G qué sabe sobre la radiación electromagnética, se queda en blanco. Pero eso sí, de una u otra manera viene a decirte que saber eso no es necesario. En otros casos dice que sí, que lo sabe, que sabe que esta radiación es no ionizante, pero "todos sabemos la importancia de la dosis", ¿no es así?

En el espectro electromagnético está la clave, así es. Lo primero que hay que saber es que el espectro electromagnético es algo natural, y que todos los cuerpos del universo, incluido tú que me lees, emiten radiación electromagnética. Lo de espectro significa que hay una variación continua de longitudes de onda, o de frecuencias, ambos conceptos íntimamente relacionados. Veamos una representación del espectro:


(Fuente)
Las ondas electromagnéticas están representadas, de izquierda a derecha, de mayor a menor longitud de onda o, lo que es lo mismo, de menor a mayor frecuencia. Como todas viajan a la misma velocidad (en el vacío, 300 000 km/s), cuanto menor es la longitud de onda más veces oscila en un tiempo determinado. A este "ritmo" de oscilación le llamamos frecuencia y se mide en herzios (oscilaciones por segundo). Cuanto mayor es la frecuencia, la onda tiene más energía. Esto es lógico: si eres una partícula afectada por una onda, oscilas más rápido si la frecuencia es mayor, por lo que tienes más energía cinética. Si te agitan suavemente puede ser agradable, pero una sacudida intensa es dolorosa.

Por tanto, conforme nos movemos en el espectro hacia la derecha, va aumentando la energía. Busca la luz visible en él: es una franja muy estrecha que viene ampliada en la imagen. (Podríamos decir que la casi totalidad de la radiación electromagnética consiste en luz, en colores para los que somos ciegos). Justo a la izquierda de la luz visible está la radiación infrarroja, a la derecha la ultravioleta. Fíjate ahora en las flechas azules que hay un poco más arriba: de ultravioleta hacia la izquierda, radiación no ionizante; hacia la derecha, radiación ionizante. Las ionizantes se llaman así porque son capaces de arrancar electrones de los átomos (ionizarlos), las no ionizantes no tienen la energía suficiente para hacerlo, independientemente de su intensidad.

Si la radiación es ionizante, puede alterar el ADN (lo que se conoce como mutación) y desencadenar un cáncer. La radiación no ionizante no puede. ¿Significa esto que la radiación no ionizante es inocua? No del todo. La radiación infrarroja, también conocida como radiación térmica, es la que emiten los cuerpos por estar a una temperatura superior al cero absoluto (es decir, todos los cuerpos) y, si es muy intensa, puede ser mortal. Otro efecto es la exposición de la retina a una luz muy intensa, lo que la puede dañar permanentemente. No hay ninguna evidencia científica de otros efectos de las radiaciones no ionizantes sobre la salud.

¿Dónde queda aquí el 5G? queda en la región de las microondas, en torno a 1 a 10 GHz (gigaherzios), por lo que se trata de una radiación de muy baja energía. Para que te hagas una idea, el calorcito que sale de un radiador es una radiación mucho más energética (y, por tanto, potencialmente peligrosa), y no digamos nada de la luz solar, esa maravilla tan útil para nosotros porque nos permite ver, pero que, mucho más importante, nos fabrica (indirectamente a través de la fotosíntesis).

En cuanto a lo de la dosis, piensa en un mediodía de esos en los que el cielo está completamente despejado y encuentras difícil mantener los ojos abiertos ante tal cantidad de luz. Te aseguro que ni la antena más potente de 5G puede emitir con una mínima fracción de la intensidad de radiación visible que recibes del Sol. Una radiación muchísimo más energética por su frecuencia y muchísimo más intensa.

Por cierto, no hay ni un estudio serio que vincule al 5G con el coronavirus ni con la desaparición de las abejas. Sí que hay información que lo afirma, pero no hay conocimiento detrás. Lo que hay es mala fe, manipulación y miedo. Por eso necesitamos el conocimiento, para poder ejercer la libertad, para evitar ser manipulados. Algo así es lo que quise decir en este tuit que puse recientemente:
Salud y pensamiento crítico.