jueves, 15 de octubre de 2015

Nature publica un artículo favorable a las pseudomedicinas

Nada menos que Nature, sí, una de las "biblias" científicas:


Con el título de "Considerar toda la evidencia de las terapias alternativas", Jo Marchant insta a "investigar e incorporar los mecanismos de la medicina complementaria en lugar de rechazarla rotundamente".

El artículo comienza comentando el revuelo que se ha formado en las redes a raíz de que el Princess Alexandra Hospital haya anunciado su intención de contratar un "reikiterapeuta" como sanador espiritual. Según la autora, los críticos de este anuncio, autodenominados defensores de la medicina basada en la evidencia, deberían examinar las pruebas a favor de las medicinas alternativas, ya que no utilizarlas es una decisión simplista y equivocada.

¿Cómo argumenta semejante afirmación? En primer lugar reconoce que "la mayoría" de las terapias alternativas no funcionan mejor que los placebos y no deben ser utilizados en enfermedades graves, en las que el efecto placebo no tiene mucha utilidad. Sin embargo añade:

Dado que se ha demostrado que el efecto placebo existe, y que está asociado a la liberación de neurotransmisores como la dopamina, los escépticos no deberían decir que este efecto es irrelevante, argumenta. No estoy de acuerdo. No diría yo que los escépticos consideramos irrelevante el efecto placebo, dado que dicho efecto (que es muy real) es decisivo en los ensayos clínicos de doble ciego, que es precisamente como se demuestra si un tratamiento es mejor que el efecto placebo. Lo que dicho sea de paso, es lo que nunca han demostrado las mal llamadas terapias alternativas, o complementarias, o como las quieran llamar pero que no son sino pseudomedicinas. Precisamente por eso.

Señala además que no todos los placebos tienen la misma efectividad y que las falsas medicinas alternativas (habéis leído bien, ahora vais a ver a lo que se refiere) pueden funcionar mejor que la falsa medicina de verdad: se refiere a un estudio que venía a demostrar que la "falsa acupuntura" tenía mayor efecto placebo que la administración de píldoras de azúcar. Claro que también reconoce que la "falsa acupuntura" tenía exactamente el mismo efecto que la "auténtica", lo que por cierto invalida este calificativo. Pero, insiste, si una terapia alternativa tiene un efecto placebo intenso, podría ser la mejor terapia disponible: dado que las medicinas alternativas se usan sobre todo para condiciones subjetivas como estrés, fatiga, dolor, etc., su efecto placebo puede ser preferible a la utilización de sustancias que conllevan efectos secundarios desagradables. A esto hay que añadir el hecho de que los terapeutas de lo alternativo dedican mucho tiempo a escuchar, e incluso a tocar, dice, a los pacientes, lo que supone un efecto beneficioso añadido. Ahí esta el quid de la cuestión, porque todo el mundo sabe, y es lo que señala a continuación, que los médicos de los servicios de salud están sobresaturados de trabajo y no suelen poder dedicar a sus pacientes todo el tiempo que sería recomendable. Una buena solución, a decir de la autora, es contratar terapeutas alternativos como personal de la sanidad pública. Esto tendría, añade, una doble ventaja: los pacientes no dejarían el tratamiento convencional, y las medicinas alternativas estarían bien reguladas. Entiendo. Las falsas medicinas alternativas tienen más efecto placebo... porque se dedica al paciente más atención, más tiempo, se demuestra más empatía, etc. Pero sigue siendo efecto placebo, por lo que una solución estupenda sería contratar no a terapeutas alternativos, sino a más personal sanitario del de verdad. Seguro que los placebos que se podrían usar, en el caso de ser necesarios, funcionarían ahora mucho mejor. No necesitamos incorporar unas terapias que no funcionan, lo mismo que no necesitamos regular lo que no sirve.

La autora termina reconociendo que los críticos tienen razón cuando se quejan de que terapias que incorporan auras y chacras promueven el pensamiento mágico, pero aun así insiste en que rechazarlas no se basa en la evidencia, y que hay pacientes que las necesitan. "Aprendamos de ellas y averigüemos  cuáles son sus ingredientes activos (el ritual, las imágenes mentales, la empatía, el cuidado, la esperanza) para que podamos aprender cómo funcionan". Con lo que da por hecho que funcionan, cosa que es falsa: la medicina que funciona es la convencional, y en cuanto se demuestra que una medicina funciona pasa a ser considerada convencional, basada en la evidencia. Mientras tanto, pseudomedicinas. Que llevan costando demasiado dinero y lo que es peor, demasiadas vidas, señora Marchant.

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Artículo original en Nature

4 comentarios:

  1. Otra cagada de una revista de alto impacto y otro argumento falaz (...¡salio en Nature!) para las pseudomedicinas.
    Gracias por la info.

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  2. Aterra ver cómo ganan terreno, poco a poco.
    Ahora Nature, una opinión, que no es marginal, pues se trata de Nature.
    Qué bueno que se discute aqui.

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  3. «Nature publica un artículo sobre ciertas prácticas que existen en la actualidad (aunque a algunos nos choquen) y arroja hipótesis sobre la utilidad de las terapias basadas en el efecto placebo en clínica»

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  4. Existe alguna actualización de esta metida de pata por parte de Nature? Se retractó o se quedaron a sus anchas? Saludos

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