La complejidad irreductible es uno de los principales argumentos de los defensores del Diseño Inteligente, una variante sofisticada del Creacionismo. Es una idea del bioquímico Michael Behe, y viene a decir que determinadas estructuras y procesos biológicos complejos no pueden haber surgido por una evolución gradual, pues si se elimina solo una de sus partes el sistema deja de funcionar. Otra forma de decir esto es que la única manera de explicar la existencia de estos sistemas es que aparecieron de repente perfectamente formados. Uno de los ejemplos que propone es el ojo:
"Aunque Darwin ha convencido a gran parte del mundo de que el ojo moderno puede evolucionar a partir de una estructura mucho más simple, fue incapaz de explicar cómo es capaz de funcionar un único punto fotosensible, que sería el punto de partida".
Sin embargo, en el siguiente fragmento de un episodio de la Serie Bang Goes the Theory, el biólogo molecular Richard Dawkins responde en muy pocos minutos cómo a partir de una única célula fotosensitiva la evolución es capaz de fabricar ojos tan sofisticados como los ojos en cámara y con lente (como los nuestros) más de una vez. Lo que, dicho sea de paso, no necesita unos periodos de tiempo relativamente largos. Un ¡zas, en toda la boca! al argumento de la complejidad irreductible.
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