lunes, 4 de junio de 2018

Esto es nuevo para mí: ¡larvas energéticas!

larvas energéticas
Miguel Ángel Cruz, terapeuta holístico, con un par.
Mira que estudié tres años de zoología en la carrera pero puedo prometer y prometo que aunque las larvas son más que abundantes en todo el espectro del reino animal nunca oí hablar de esta variedad, las larvas energéticas.

Nunca oí hablar de ellas hasta que me topé con un artículo titulado "¿Siempre te sientes desganado? podrías traer larvas energéticas", publicado por el diario mexicano Netnoticias, donde al parecer dejan escribir a gente que no tiene ni idea de lo que es el buen periodismo. Así comienza el delirante reportaje:

"¿Te duele el cuello, la cintura, la cabeza o siempre te sientes desganado? esto podría deberse a que traes larvas energéticas. Miguel Ángel Cruz, terapeuta holístico, explica que cuando las personas sienten esa inquietud en el cuerpo responsabilizan a la posición que tienen en la silla o cuando usan la computadora, sin embargo, es todo lo contrario, pues significa que traes parásitos energéticos que te están consumiendo".

¿Qué, cómo se os queda el cuerpo? ¿Acongojados por si tenéis el organismo invadido por estos bicharracos? Tranquila la peña, porque Don Miguel Ángel forma parte de un prestigioso equipo científico que primero te diagnostica la presencia de las larvas:

"Revisamos cómo la persona está armonizada, que estén sus polos negativos y positivos donde deben de ir..."

(Espero que no nos esté confundiendo con una pila, por lo de los polos, digo...) Y segundo, si es necesario, las mata bien muertas. Con lo último en farmacología, por supuesto; nada menos que inciensos y elixires:

"Nosotros a través de terapias ya sea con inciensos o elixires te vamos a ayudar a arreglar este tipo de situación".

Genial, ¿a que sí? En fin, que como me he quedado con ganas de aprender más sobre esta variedad animal me he dado una vueltecilla por Google y he visto que también las llaman larvas astrales, un nombre mucho más bonito, dónde va a parar. Lo que más me interesaba era saber qué son en concreto estos seres astroenergéticos, así que me informo en la web Cirugía astral, una técnica ancestral de curación (no, no voy a poner enlaces) donde leo:

"Las larvas astrales son seres del bajo astral creados por emociones negativas generalmente a raíz de un choque emocional..."

(Que digo yo que dónde tenemos el bajo astral). Por cierto, una cosa típica de los terapeutas de los cojones de la Nueva Era, eso de echar la culpa al paciente: creados por emociones negativas; jodé, con la de veces que nos dicen que tenemos que ser chupiguays para ser felices y estar sanos como una manzana ecológica, y vosotros ni caso. Ahí va otra definición que amplía la anterior. Ojo a lo de malignos y putrefactos, esos términos tan sugerentes:

"Las larvas astrales se forman con la acumulación muy grande de miasma, que son fluidos malignos y putrefactos".

El buscador arroja casi 300 000 resultados, así que no quiero aburriros. Pero si queréis seguir el cachondeo podéis echar un ojo al siguiente documento audiovisual que aúna la investigación científica con la espiritual, y que se me antoja imprescindible para profundizar en el tema. A partir del minuto 1.37 puedes experimentar tú mismo la sanación durante un par de minutos; también saca extraterrestres y arácnidos y los envía a unos buenos 70 metros. Imperdible:



Salud y pensamiento crítico.

1 comentario:

  1. Las personas al nacer necesitan los soportes físicos y psicológicos para sobrevivir, la familia y clan se los ofrece. La mayoría de los adultos se quedan enganchados por hábito emocional al concepto de "apoyo, soporte, enganche" para seguir sobreviviendo ante las dificultades de sus vidas. Ese debe ser el origen psicológico de cualquier tipo de fe o creencia sin bases específicas en lo que sea, desde religiones, teorías de cualquier clase, etc. También propicia la propaganda y muchas personas con cierto tipo de desórdenes psicológicos y complejos narcisistas o salvadores van con esas teorías tan "astrales" para sentirse estupendos y de paso vivir lo mejor posible de las debilidades de sus semejantes.
    En mi caso con el paso del tiempo he asumido que la estupidez de la naturaleza humana no tiene remedio, lo cual propicia las buenas intenciones en el campo de la enseñanza, pero siempre existirán ámbitos que intentarán combatir el conocimiento científico movidos por temores de diversa índole, que por supuesto forman parte del paquete inherente de primates bípedos.

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