Esto es lo que escribe en su blog Matthew Herper, bajo el título 'Por qué todavía no debes preocuparte sobre móviles y cáncer':
"La noticia de que la OMS ha afirmado que los móviles podrían causar cáncer ha provocado una gran conmoción. ¿De qué riesgo estamos hablando? La realidad es muy tranquilizadora.
Usemos matemáticas básicas. La OMS dice que la clasificación se hizo por un estudio que muestra que el uso de móviles puede provocar un aumento de un 40% de probabilidad de glioma, un tipo de tumor cerebral. Hay unos 22.000 casos de cáncer cerebral al año en los Estados Unidos. Un 30% de ellos, unos 8.000, son gliomas.
300 millones de estadounidenses tienen teléfono móvil. Si el riesgo de glioma aumenta un 40%, eso quiere decir que habrá 3.000 gliomas más en los Estados Unidos. Lo que supone un incremento en 1 de cada 100.000 ususarios de móviles, lo que no es muy inquietante.
Pero lo que afirma el anuncio de la OMS es que ese aumento del 40% en el riesgo de glioma sólo lo tiene el 10% de la gente que más tiempo usa el móvil, lo que reduciría la cifra a unos pocos cientos de gliomas más en todo el país.
Si esto todavía le asusta, compárelo con otro tipo de cáncer que encuentro espantoso. El número de casos de cáncer de garganta causado por el virus del papiloma humano (VPH) se estima en 11.300 en la actualidad, y se prevé que en pocos años superará los 20.000 por su capacidad de diseminación. Es un incremento mucho mayor que lo que provocarán los móviles -en caso de ser cierto-. Si nos vamos a preocupar por los móviles, nos deberíamos preocupar mucho más por vacunar a los niños contra el VPH.
Además realmente no existe certeza sobre la relación glioma-móvil. El estudio más importante encontró un aumento del 40% en el 10% que más los usa, pero la publicación habla de un intervalo de confianza bajo; el riesgo no debe ser descartado, pero no ha sido probado.
La telefonía móvil es una tecnología relativamente moderna, pero ya deberíamos estar observando un aumento en la tasa de gliomas. Sin embargo, lo cierto es que en los últimos 35 años esa tasa se ha reducido ligeramente, según afirma Otis Brawley, de la American Society of Cancer. Brawley indica que la categoría en que la OMS clasificó a los móviles incluye el DDT, el café y los encurtidos (como los pepinillos). Y, añade, no por eso deja de tomar café, que le encanta, ni se priva de comer encurtidos.
Los móviles mejoran nuestra vida de muchas maneras, y la débil evidencia de riesgo no debe conducir a cambios en la forma en que los usamos*. Para mejorar nuestra salud es mucho más importante evitar las carnes carbonizadas en las barbacoas, protegernos del sol, comer verduras y abandonar el tabaco. La historia de que el móvil produce cáncer es un pepinillo en vinagre".
*Aquí yo propongo un cambio en su uso: ¡ya vale de hablar por el móvil mientras se conduce; eso sí que produce muchas muertes!
(Vía)
Qué vergüenza de OMS... el problema es que la gente pasa de aplicarle matemáticas o mero sentido común al asunto y como la prensa es tan sensacionalista, pues con esos titulares la población ya está psicótica perdida: LA OMS ADVIERTE QUE EL USO DEL TELÉFONO MÓVIL PRODUCE CÁNCER.
ResponderEliminarNi se paran a ver la noticia... o la noticia está hecha por otro pirado que se cree esas historias.
La cosa es que el miedo a "las ondas" está bastante extendido por la población. Tengo un compañero de clase hipocondríaco entre otras cosas porque sus padres le han enseñado que hay que apagar el wifi por la noche para que "las ondas no les frían el cerebro"...
¿Y por el día? Porque desde luego parece que sí, que tienen el cerebro frito, no sé si por las ondas, por la mala prensa o por una ingenuidad excesiva.
Me voy yendo, no sea que las ondas del ordenador me hagan saltar por la ventana.
Un saludo!!
La importancia que tenemos los educadores de enseñar pensamiento crítico...
ResponderEliminarPero en cuanto a pensamiento crítico sí deberíamos hacer un a reflexión: desde que se ha extendido el uso de los móviles han pasado muy pocos años y, por tanto, poca base matemática para poder inferir algo.
ResponderEliminarSin tener datos, ni ser psicótico, siempre me ha preocupado tener un cacharro que recibe ondas electromagnéticas potentes muy cerca del cerebro.
Llevas razón en que las carnes carbonizadas, o incluso rellenar una botella de agua, son nocivos para nuestra salud. Y eso parece que ya se sabe.
@Fernando Blasco: "o incluso rellenar una botella de agua, son nocivos para nuestra salud"
ResponderEliminarEsto tiene bastante de mito. Lo que podría -podría, aun no se tiene la seguridad- ser nocivo es el BPA. Y el BPA se usa principalmente en botellas rígidas como las de los deportistas o los bebes.
En las botellas de agua corrientes no se suele usar BPA. Pero eso no impide que el miedo y la desinformación se dispersen.
Tan solo hay que mirar el símbolo del tipo de plástico usado (el triángulo). Si es 3 ó 7 puede que contenga BPA. Los demás tipos nunca contienen.
Y resulta que la grandísima mayoría de botellas comunes se hacen con PET (símbolo 1).
Así que lava la botella de vez en cuando para que no se te llene de bacterias y bebe tranquilo.
Pero es que además dicho incremento en el riesgo podría ser, según la definición de la propia OMS, debido al azar, el sesgo, o a la confusión.
ResponderEliminarEs decir, ni siquiera, afirman que exista dicho incremento de riesgo.
Lo malo es que a la OMS la pagamos nosotros de nuestros impuestos. Y aún peor, cuando hacen alguna recomendación que pueda suponer un coste (p. ej. modificar la tecnología para que las ondas de los móviles sean diferentes) esto tiene un coste que vuelve a salir de nuestros bolsillos y está fundamentado en ???
ResponderEliminarSi ese dinero se diera a ONGs para que instalaran sistemas de potabilización del agua en países de África ¿cuántas vidas se salvarían?
Huy, estoy siendo demagógica y alo mejor neoliberal. Perdonenme por no confiar en los gobiernos ni en los organismos internacionales.
Viva Movistar! Un abrazo muy fuerte desde este blog!
ResponderEliminarBuf, me has desarmado con tus argumentos. Lo mismo me planteo eliminar la entrada.
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