miércoles, 11 de mayo de 2011

No todo es fútbol

Se acercan las elecciones. Me parece un momento adecuado para este texto, que ha sido publicado en El Escéptico y en Merindad:
No cabe duda de que somos seres pasionales. Una de las principales (pre)ocupaciones de muchos, llegando a ser una auténtica obsesión, es la marcha del club de sus amores. Como si de un carácter hereditario se tratara, el gen del fútbol se transmite de generación en generación poniéndose de manifiesto el fenotipo correspondiente: camiseta oficial los domingos y fiestas de guardar, canto desaforado del himno lo mismo en cenas de cuadrilla que en la boda de la prima, odio incondicional al “otro” equipo...

hincha
Mientras no se desmadre, el apego a los colores no pasa de ser una afición tan respetable como la brisca o la pesca con cucharilla. Incluso cuando se manifiesta con un fervor que podríamos considerar como religioso. Porque lo cierto es que hay quien no termina de encontrar muchas diferencias entre los sentimientos religiosos y los balompédicos. Allá cada cual.
Sin embargo, en la vida no todo es fútbol. Bien está manifestar por el equipo un amor irracional (o arracional, si se me permite usar tal expresión: no es la razón quien guía esos sentimientos), pero este tipo de apegos no debería empapar otros ámbitos, porque entonces pueden salpicarnos a los demás. En política, pongamos por caso. Debemos tener siempre presente que los representantes que salgan elegidos, de entre lo que podamos elegir, van a tomar decisiones que nos van a afectar a todos en aspectos tan diversos como cuál va a ser el salario mínimo, por dónde va a pasar un tren de alta velocidad, qué asignaturas van a estudiar nuestros chavales o a qué edad van a poder entrar en una prisión. Hay muchos y buenos motivos para pararse a pensar, con frialdad, calculadamente, a quién vamos a dar nuestro voto. O incluso si vamos a ejercer ese derecho. Por eso me resulta bochornoso, cuando llega la época electoral, ver a esas hordas de hinchas que llenan estadios, frontones, auditorios, adorando a su equipo –político-, riendo las gracias de su ídolo y abucheando al equipo contrario. Gente que seguiría depositando una fe ciega en el líder aunque a éste le pillaran abusando de su anciana madre. A diferencia de la pasión por los clubes de fútbol, que poco (aunque a veces no tan poco) nos afecta a los que carecemos del gen, una elevada proporción de “fieles hasta la muerte” de su partido político pueden estar decidiendo el rumbo de las naciones.
Algo parecido pasa con cuestiones científicas. Por supuesto, no con todas. Nadie toma partido a favor o en contra de la ley de la gravitación universal, o de la velocidad de la luz, o de la polinización de los jazmines. En estos terrenos, las cosas son como son, y lo que pensemos de ese tipo de realidad, nos guste o no, es completamente indiferente. Debería sorprendernos, por la misma razón, el hecho de que una parte muy importante de la población elija bando –no se puede llamar de otra manera- ante la conveniencia de la vacunación universal, la peligrosidad de las radiaciones de las antenas de telefonía, el cambio climático, los cultivos transgénicos, la teoría de la evolución biológica, las centrales nucleares... Claro que todos tenemos derecho a opinar, pero los efectos biológicos de las radiaciones son tan opinables como la velocidad de la luz en el vacío; en cuanto a cuestiones como los transgénicos o las células madre, cuántos de los que sientan cátedra al respecto deberían hacer examen de conciencia y admitir lo poco que saben del tema... No voy a entrar en qué opción es la mejor, porque no me refiero a eso. Para ser sincero, yo ni siquiera lo tengo claro en algunos casos. Pero es muy fácil errar si se toman decisiones sólo porque una mayoría enarbole una bandera con la misma reflexión con que anima a su equipo de fútbol.

8 comentarios:

  1. Muy buen articulo. Que verdad tan grande. Que haríamos sin la pasión y el deseo? Pues vivir la vida sin esa intensidad, osea no "vivir".
    Felicidades Carlos.

    Un saludo desde Barcelona,
    R.Amo

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  2. Completamente de acuerdo, creo que nos falta más espíritu/pensamiento crítico y más humildad para decir un simple: no lo sé.

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  3. Un texto que refleja el fanatismo político en el que vivimos. ¿Por qué uno es del Madrid y otro es del Barça? No hay explicación lógica para esta pregunta. Tradición familiar, son los que suelen ganar, son los que más seguidores tienen, etc... Estas no son razones para tomar una buena decisión.
    Yo propondría que se examinara a cada uno de los votantes, simples conocimientos básicos acerca de a quien van a votar y a quien no.

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    1. Yo tambien lo propondria pero saldrian conque, quien es el examinador? Mas bien habria que examinar cualidades logicas muy basicas, minimas. Hay quinceaneros/as con un sentido de la responsabilidad y un uso de la razon mucho mas desarrollado que perosnas de treinta y tantos. Por que los de los 18 anos? Al menos en este caso no tiene sentido. Creo, 'creo' que no se toma la decision del Barca o el Madrid, me da que es tan hipotalamico como el enamoramiento...

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  4. Hace 20-25 años, cuando esto de internet, los 100 canales de TV y etc. no existían, me iba a los mítines de los 4 partidos principales en mi autonomía. Ahora no iría ni aunque me pagaran, panda de desahogados...

    Revolution is NOW

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  5. Yo diria, sin tildes ni eñes, dos cosas. La primera, la obsesion por el futbol si es peligrosa, en ciertos grados. Es una pandemia de tal magnitud que devora las mentes de mucho mas del 50% de la poblacion espanola y habria que hacer un estudio de si afecta negativamente a la capacidad de razocinio. Una persona no nace con la iniciativa genetica de adorar, sea cual sea su propia calidad de vida, si, adorar, digo, a persnajes extranjeros o de la nacion de dudosa talla intelectual o nivel cultural, con graviisimas dificultades de expresion hablada y nula capacidad de expresion escrita en su propia lengua materna que cobran sueldos del nivel de 20 a 80 eurodiputados juntos por defender algo que han catalogado (no se como) como la patria del pueblo/ciudad donde muchos aficionados malviven. Mi hipotesis es que hay efecto politico, economico y social de la actitud de las personas frente al futbol. Paises socialmente desarrollados tienen menor obsesion social por su deporte que consideran como propio y si no hay hambrunas, los paises de menor desarrollo o mayor subdesarrollo (socioeconomico, no de lo que llaman potencia mundial) son mas dependientes del futbol o en casos extranos del deporte de masas del pais y ello seguro (hay que estudiarlo) provoca menor desarrollo. Una religion, vamos, pero que ofrece menos espectativas para el intelecto que el ajedrez, Big Bang Theory o Star Trek, por decir tres posibles obsesiones de gente que se la discrimina con nombres extranos como freekies, o algo asi. Y digo estos ejemplos precisamente porque de esos yo no soy obseso, para desligarme del asunto y parecer mas un observador que un afectado, aunque ahora ya la cague, jeje. Podria aceptar que estar muy nganchado a la ciencia ficcion es una enfermedad, pero hay muy bajas probabilidades de que sea tan maligna para la psique que la del futbol. Es mas una aficion que estimule el cortex (todo, no solo el visual y el hipotalamo) no creo que sea una enfermedad muy maligna.
    El futbol tiene otro problema, y es que esta notoriamente utilizado por los poderes como medio de reordenacion de las reses. Y no tienen modo alguno de separar el efecto circo romano en el mantenimiento de un Imperio en decadencia que el futbol en una sociedad democratica irreal en irreversible autodestruccion. Y es dificil que eso pase con Star trek o Caprica... Muy pero que muy conspiranoicos hay que ser para pensar que el Pentagono esta detras de la manipulacion de los productores de series americanas...

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  6. La segunda cosa a matizar es que claramente, los efectos de la radiacion nuclear sobre una celula no es opinable, en todo caso es averiguiable..., como no lo es que haya una responsabilidad humana en el ultimo cambio climatico y como no lo es tampoco la evolucion biologica o que las cosas por fuerzas, curvaturas del espacio, tensiones de cuerdas, bibraciones, ondas-particula o lo que fuere las cosas tienden a caer al centro gravitatorio que forman esas cosas. Pero si es opinable si compensa o no correr el riesgo de tirarse sin paracaidas al centro gravitatorio de la Tierra y tu o poner una central nuclear sobre una falla donde muy a menudo (cada cientos de anos) se sienten terremotos de gran magnitud como la que pusieron en Japon y no me refiero a Fukushyma. Dado lo que la ciencia conoce de ciertas cosas, ES, por supuesto que lo ES, opinable si conviene correr riesgos o no en ciertas cosas, o si nos parece moral considerar a un clon humano, como un no humano real, para hacerle uso. Es muy simplista reducir a decisiones de banderita ciega las posiciones que se toman por ejemplo frente al no uso de la energia atomica. Hay algunos, no se cuantos, que piensan muy cncienzudamente sobre causas, consecuencias y riesgos, y que luego toman una banderita o una pancarta en contra de lo que ellos hayan considerado enfrentarse. No seamos reduccionistas. Fanaticos e inconscientes hay para hartarse, pero eso no es motivo de meter a todo aquel que se haya enfrentado a algo con bandera o pancarta a algo dentro del saco de los inconscientes. Como tambien hay personas que se divieten con algun partido de futbol de vez en cuando y su vida no esta supeditada a ello, tambien hay quien enharbola banderas no-PP o no-fascismo sin hacerlo por simple sinrazon...

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