Impresionate vídeo que muestra el descenso, sin tan siquiera la ayuda de unas aletas, hasta los 100 metros de profundidad. Ahí la presión es diez veces superior a la de la atmósfera. La hazaña fue de William Tubridge, quien además de conseguir el récord mundial de profundidad sin asistencia, quiso con ello dar a conocer la situación del delfín de Hector, especie de la que sólo quedan cien ejemplares. Fijaos en la forma de moverse de William, tratando de avanzar al máximo con el mínimo de esfuerzo, y por tanto, de consumo de oxígeno. El tiempo que pasa sin respirar... no me he atrevido a calcularlo.
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