Y adiós |
En mi última entrada (¿Y si cambiamos la forma de medir el tiempo? Primera parte, el calendario) proponía cambiar de una forma bastante radical el año. Ahora toca, lo prometido es deuda, cambiar el reloj. A fondo, que no se diga.
Como bien sabéis, un día tiene 24 horas de 60 minutos, cada minuto 60 segundos. Vale, ¿dónde está el problema? A ver, pensad un poco: ¿cuántos minutos hay en un día? ¿y segundos? ¿cuántos segundos tiene un día? Está claro, la respuesta requiere que nos pongamos a calcular. Ya, ya sé que ahora todos llevamos una calculadora en el móvil, pero toca calcular. Es lo que tiene que el sistema horario no sea decimal.
Así que voy a proponer (y tal y como ya dije en la entrada del calendario no espero que nadie se tome en serio el desvarío) dividir el día de forma decimal, un tanto sui géneris, eso sí.
El nuevo día (uy, eso parece New Age) va a tener 100 horas.
Sigue leyendo en Naukas: ¿Y si cambiamos la forma de medir el tiempo? Segunda parte, el reloj
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